Historia del Instituto Alfonso X El Sabio

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Medalla de Oro de la Región de MurciaLa historia del Instituto Alfonso X el Sabio conecta directamente con la de la Región de Murcia. Todo comienza con la fundación del Instituto de Enseñanza Secundaria Elemental de Murcia por Real Orden de 5 de octubre de 1837. Dicho centro, tercero de España, fue creado con fondos procedentes de la Desamortización de Mendizábal iniciada en 1836. El patrimonio asignado al centro consistían en diferentes propiedades y rentas procedentes de los centros de enseñanza suprimidos, entre otras: fincas urbanas (46) y rústicas (tanto de regadío, 1005 tahúllas, como de secano, más de 810 fanegas). Estaban situadas en los municipios de Murcia, Lorca, Molina de Segura, Pacheco y Águilas. Con los ingresos producidos por dichos bienes se debían de cubrir todos los gastos del centro: sueldos de los profesores y demás personal, mantenimiento y gestión del establecimiento. Sin embargo las rentas obtenidas eran insuficientes, es una época de dificultades económicas financiadas, en parte, por el Gobierno de la Provincia.

El acceso de Ángel Guirao Navarro a la dirección del centro, a partir de 1857, permite una inteligente enajenación y venta de los bienes del Instituto, con arreglo a las leyes desamortizadoras de 1855 y, su transformación en dinero que posteriormente se invierte en Deuda del Estado (Láminas Intransferibles de la Deuda Especial al 3%, Billetes Hipotecarios, Deuda Consolidada al 3%, Bonos del Tesoro, etc.). Los intereses, después de cubrir todos los gastos,  proporcionaban unos sobrantes de unos 130.000 reales anuales. Es en esta época cuando se adquieren un gran número de aparatos, tanto para Física y Química, como para los demás Gabinetes: Agricultura, Historia Natural, Topografía, etc, incluida la adquisición de libros para la Biblioteca.

Placa de Honor de la Orden de Alfonso X el SabioCon la llegada del Gobierno Provisional y la Primera República (1868-1874) el Estado suspende pagos, y no hay forma de cobrar los intereses de la Deuda. Pero la efectiva gestión de Ángel Guirao Navarro, a la sazón diputado, consigue en 1878 el abono de los créditos y su transformación en Renta Perpetua Interior. Se logra de nuevo estabilizar las cuentas del establecimiento y se abre así un nuevo periodo de desarrollo, que se concreta en la adquisición  selectiva de instrumentos, ejemplares diversos de animales, peces, aves y minerales así como modelos anatómicos y morfológicos, libros para la biblioteca, etc.

Esta bonanza económica no era compartida por los demás Institutos. Por ello a partir de 1886, los centros pasan a depender directamente del estado, y en los Presupuestos Generales de 1889 se establecen los procedimientos para recuperar los bienes con que éstos habían sido dotados inicialmente. Esta medida perjudicaba notablemente a nuestro Centro. Comienza una etapa de pleitos con el Gobierno central, que finaliza en 1905, con la recuperación de los fondos por parte del director Andrés Baquero Almansa, en comisión de servicio en Madrid y gracias a la acción decida de dos ministros murcianos y antiguos alumnos del centro: Antonio García Alix, en ese momento Ministro de Hacienda y Juan de la Cierva Peñafiel, Ministro de Instrucción Pública. Consiguen la devolución de los bienes mediante la creación del Patronato para el Mejoramiento de la Cultura en Murcia, que se encarga de su gestión.

Con los fondos del Patronato se dotan becas para alumnos, se realiza una profunda reforma del establecimiento, se mejora el jardín botánico, se construyen los grupos escolares de Andrés Baquero (calle Obispo Frutos), García Alix (en San Antolín), Juan de la Cierva Peñafiel (Plaza de Santo Domingo) y Floridablanca (Barrio del Carmen) y el Museo Provincial Artístico y Arqueológico (hoy de Bellas Artes), además de contribuir activamente a la creación de la Universidad de Murcia (1915).

Aparte de las actividades académicas propias del centro, el Instituto fue el principal foco de divulgación tanto científica como cultural de la Murcia decimonónica, recogió un magnífico plantel de profesores competentes y cualificados en el que destacaron eminentes catedráticos que desarrollaron una notable labor de propagación y difusión de la ciencia, las artes y las letras, haciendo honor al lema del escudo del Instituto, Por Murcia y para Murcia. Además de contribuir a la creación de otras instituciones de indudable proyección científica como el gabinete de micrografía, jardín botánico, estación meteorológica, etc.

En el Instituto y a lo largo del periodo considerado, han realizado sus estudios los personajes más significativos de la sociedad murciana. Algunos de ellos alcanzaron tal fama que su popularidad sobrepasó nuestras fronteras. Destacamos, muy especialmente a: José Echegaray Eizaguirre, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, gran matemático, político y premio Nóbel de Literatura en 1904 y a Juan de la Cierva Codorniu, Ingeniero de Caminos e Inventor del autogiro.

Don José Abelardo Vidal de Labra
Catedrático de Física y Química